domingo, 23 de octubre de 2011

ETA dice que lo deja

ETA dice que lo deja, con uno de esos comunicados escritos desde su mundo paralelo, algo que se ha celebrado como un gran noticia. Desde luego es una noticia positiva porque es un paso atrás de los criminales, pese a que ellos disimulen con su patética retórica. Pero entre tanta (auto)felicitación y tanto deseo de poner un punto y final, quizás deberíamos leer a Savater y, como él, ser cautos. Entendámonos: que ETA cumpla su palabra y esto sea el cese definitivo de la violencia tiene más visos de cumplirse que, que sé yó, lo de los neutrinos. Por varias razones, empezando por el hecho de que creerse Napoleón no es totalmente incompatible con tener cierto respeto por la palabra dada. Y también porque la vida de los terroristas se ha vuelto muy difícil, gracias a la apuesta por la vía policial de los últimos años (salvo por el paréntesis negociador zapateril).

Pero también existe una inquietante posibilidad: que el abandono sea definitivo gracias a futuras concesiones. Porque que no hayan sido necesarias concesiones para que ETA haga este anuncio no quiere decir que no vayan a pedirlas para seguir portándose bien. Desde luego no faltarán voces que animarán a hacer gestos para aprovechar esta oportunidad histórica, formando un cansino coro que tomará el relevo del que en los últimos años pedía también gestos que aplacaran a los asesinos (de hecho es el mismo coro, que simplemente ajustará el repertorio). Algo que complacerá a ETA, que ya en su comunicado está pidiendo gestos por un tubo. Así que personalmente guardaré el champán para cuando ETA anuncie su disolución, entregue la última pistola y Savater pueda salir tranquilamente a tomarse unos "pintxos" por San Sebastián. O para cuando un segundo grupo confirme que los neutrinos pueden viajar más rápido que la luz.

viernes, 14 de octubre de 2011

Si dudas, no protestes.

Con dudas en general nunca se ha ido a ningún sitio. Y menos en el siglo XXI, donde lo que sobran son plataformas desde donde pontificar. En un tweet no cabe un titubeo (¡un tweetubeo!). Por no hablar de lo contradictorio de tener un blog y escribir entradas trufadas de expresiones como "yo creo" o "en mi opinión". Pero en esas estamos. No sé si fue a Cortázar a quien le leí eso de la "prosa macho" y la "prosa hembra": está el que da, el que dicta, el que dictamina, y luego está el que recibe, el que escucha, el que acumula dictámenes. En esto de la escritura, filial de la cosa esa del pensar, me da que soy hembra (para tranquilidad de mis fans, diré que es por equilibrar los excesos de signo contrario en otros ámbitos de la vida, por los típicos argumentos del equilibrio de la Fuerza o del yin y el yan). Ya sabemos que mañana 15 Octubre los indignados de todo el mundo se reúnen para protestar por lo mal que se están haciendo las cosas, contra el capitalismo global y sus crisis. Se les acusa de inconcreción, y yo el primero, pero veo que tienen algunas ideas muy claras. Yo no y, cuando se habla de economía, aún menos. Por ejemplo, yo ahora me leo un libro de un empresario de Prato que a consecuencia de la competencia con los chinos se vio obligado a cerrar su empresa, y todavía me pregunto si no merecería la pena abrir un poco el encuadre: ver cómo ha afectado la libre competencia con los chinos a Italia, en general. Con números y eso, si es posible. O me da por pensar en los chinos quienes, aunque a veces se dejen la uña del meñique larga y tengan cierta propensión a escupir en la vía pública (como hasta anteayer se hacía en cierto país de la Europa sudoccidental de cuyo nombre no quiero acordarme) también tienen derecho a prosperar....¿o no pertenecen a l'Humanité? Cuestiones que cualquiera con una opinión bien formada sobre los desmanes del capitalismo globalizado, como los que se reúnen mañana en las plazas de Occidente, podría despachar sin ningún problema. Pero yo, ante la duda, prefiero seguir esta protesta global desde cierta distancia. Con atención, por supuesto, y con la esperanza sincera de escuchar un mensaje nítido que me permita disipar esos nubarrones que nublan mi entendimiento, para poder así escribir posts y tweets como churros y participar con convicción en la gran conversación global que está cambiando el mundo.

jueves, 6 de octubre de 2011

Report

Venía a decir el otro día Arcadi Espada, con la contundencia que de él se espera, que en España tenemos la televisión que corresponde al espesor cultural patrio. Por otro lado, hace ya unos meses, el corresponsal de EP en Roma, Miguel Mora, nos contaba en su sentidísimo adiós a Italia que "los (italianos) que han acabado el Liceo hablan mejor que Castelar y tienen un estupendo bagaje lector". Ambas afirmaciones me han venido a la cabeza al leer la noticia del premio otorgado por El Mundo a Milena Gabanelli, directora del programa Report, un programa de periodismo de investigación de un nivel que ya quisiera para sí cualquier canal español. Con sus minuciosos reportajes-denuncia, la pendenciera Gabanelli se ha ganado notorias enemistades, como la del ministro Tremonti, así como un buen puñado de pleitos, que suele ganar (si bien se rumoreaba que los directivos de Rai 3 dudaban sobre la rentabilidad de la exitosa transmisión, considerando los gastos en abogados que ésta acarreaba). Sin embargo, tras varias semanas de vaivenes (y, se comenta, de negociaciones sobre la partida destinada a abogados), parece que la noche de los domingos volveremos a deprimirnos un poquito más de lo habitual (de lo habitual las tardes de los domingos) mientras no podemos dejar de escuchar a la Gabanelli, quien nos explica mirándonos a los ojos los chanchullos en las universidades públicas italianas, o las dificultades que atraviesa una industria textil en Forlí, o el pésimo diseño de los recortes económicos del ministro Tremonti, o los escándalos que rodean a la inminente Exposición Universal de Milán (a la que también rodea un sospechoso silencio mediático e institucional)...

Seguramente en España, que de problemas y de chanchullos anda sobrada, un programa como "Report" no vendría mal. Aunque ello supusiera reducir un poco la cobertura mediática que sin duda merece nuestra envidiable aristocracia.