sábado, 8 de noviembre de 2014

Notas previas al 9N

Tras largos meses de preparativos, mañana llega por fin el dichoso día (en los dos sentidos, según a quién se pregunte). Es difícil prever cómo acabará la fiesta: mi previsión es que no será una jornada muy diferente de las últimas Diadas y que, una vez desahogados y votados todos (incluidos Spiderman y el Pato Donald), el lunes Cataluña seguirá siendo un trozo de España.

Escribo el párrafo anterior mirando de reojo la frase de Orwell que encabeza mi blog porque, en fin, la realidad tiene a veces la fea costumbre de ser impredecible. Por eso quizás sea mejor fijarse en otras cuestiones, por ejemplo en cómo algunos de nuestros colectivos preferidos encaran esta recta final antes del 9N tras todos esos debates que tanto nos han ayudado a crecer como personas (porque para crecer como plantas tendrían que regarnos). 

Comencemos por los independentistas, y para hacerlo nada mejor que este documento:



Dicho de otro modo: si la cosa va bien para los independentistas, la secuela de La vida de los otros la rodarán en BCN. Y si va mal, siempre podrán rodar un simpático Goodbye Mas donde hay que ocultarle a alguien que durante el coma no se llegó al estat propi.

También habrá que decir algo sobre los de Podemos, aunque sea para ganarnos unos clicks y contribuir a la ola. Ayer mismo leía lo que tenían que decir del 9N  dos de sus líderes:  si leen cuidadosamente la engolada pieza autopromocional verán que estos paladines de la igualdad se olvidan de invocar el concepto de solidaridad, un olvido similar (¡ay!) al de nuestra más tradicional e institucional izquierda. Pero qué podemos decir de quien en el mismo párrafo se posiciona a favor del derecho a decidir y muestra su preocupación por "la minoría privilegiada que se ha situado por encima del Estado de derecho"...bueno, algo podemos decir: que ahora sabemos mejor qué entienden ellos por Estado de derecho.

Pero dejemos a los de Podemos para otro momento y centrémonos en uno de nuestros colectivos preferidos. Si uno calcula el lugar geométrico cuyos puntos están a la misma distancia de tirios y troyanos (¡oh!) es muy posible que encuentre al señor Brachandell, notable exponente de los equilibristas equidistantes, que llegan a esta recta final frescos como una lechuga y dispuestos a hacerse la foto finish meneando la cabeza con su habitual gesto de resignación filosófica. Este equilibrista, en particular, afea a los contrarios a la consulta que consideren a los soberanistas "tontos irracionales" por señalar los costes que tendría la secesión.  Al parecer para el señor Brachandell el debate político no se debe basar en estas incómodas cuestiones materiales sino en quién combina mejor los colores. Y por supuesto no habla de principios: como si en este debate los principios de unos y otros tuvieran el mismo peso.

Y en esto tiene algo de razón el señor Brachandell, porque, como llevamos diciendo aquí desde hace tiempo, el problema es que frente al nacionalismo catalán ha faltado un debate de principios, sobre todo desde la izquierda. Es ése uno de los méritos de Libres e Iguales: posicionarse frente al nacionalismo blandiendo principios como el de ciudadanía, diversidad y solidaridad. Así lo hacen en el artículo que sus promotores publicaban ayer en el New York Times. Por ese motivo yo también firmé el manifiesto, aunque no me acabara de convencer eso de que "proliferan maniobras opacas para ofrecer nuevos privilegios al nacionalismo a costa de la soberanía de los españoles" (¿qué maniobras son esas?). Pero no podía evitar estar de acuerdo con quien pide que se trabaje "por la deslegitimación intelectual y política del nacionalismo".

Esta es más o menos la situación a pocas horas del gran día. Dicho todo esto y, a la espera de acontecimientos, les dejo con sus ocupaciones.  Y a todos esos fans que me leen y no me conocen (calculo que son dos o tres) les dejo buscándome entre los firmantes: si me encuentra, imaginen  que desde esa lista les mando un cordial saludo.

martes, 4 de noviembre de 2014