domingo, 27 de septiembre de 2015

My own personal catalan compilation

No sé si se habrán enterado, pero hoy hay elecciones en Cataluña. Como les conozco como si les hubiera parido, les imagino consumiendo compulsivamente columnas, tuits y titulares mientras se acerca el emocionantísimo recuento final, en el que descubriremos si los que aspiran a la Declaración Unilateral de Independencia a secas obtendrán la mayoría absoluta o si necesitarán de la ayuda de los que aspiran al "combo" DUI + revuelta popular (aspiración que suele ser convalidable por un sillón en la consejería de cultura o en la de vivienda en las democracias avanzadas). Para contribuir a saciar su apetito de análisis, y con la tranquilidad absoluta de que mis palabras no influirán en la voluntad del pueblo catalán, que está lanzado, les dejo aquí unas cosas que he escrito en los últimos años sobre el dichoso tema para que vayan matando los nervios. Y que el ritmo no pare:

- Recordemos que en su momento quisimos empezar por los principios, señalando una renuncia inexplicable.

- También hicimos algo de trabajo de campo y, tras un par de paseos, hablamos de los balcones de Barcelona (ideal para el día antes) y de una ventana de Edimburgo  (ideal para el día después).

- En un día bueno, decidimos dedicarnos a explicar las palabras del maestro y casi nos sale un ensayo sobre su obra.

- Tampoco pudimos evitar comentar las palabras de uno de los líderes del bando aficionado a las antorchas, que expuso con notable claridad y capacidad sintética sus intenciones.

Y, cómo no, también escribimos algo en vísperas de la penúltima jornada histórica. Así que no se pongan melancólicos cuando pase la de hoy: seguro que habrá más.

lunes, 18 de mayo de 2015

La memoria traicionera

Estoy leyendo Limonov por recomendación de Josepepe, a quien no le agradeceré nunca lo suficiente sus recomendaciones literarias. Comentándolo en su blog, le señalo lo distinta que puede ser la lectura que hizo de Trotsky el oscuro Limonov en Nueva York ('le gusta cuando declara sin ambages "¡Viva la guerra civil!"') de la que pudo hacer el pequeño burgués que era (literalmente) yo hace bastantes años cuando, en una Feria del Libro, me acerqué a la caseta que regentaban unos barbudos y me hice con La Revolución Traicionada.

Recuerdo nítidamente que la caseta era de la Fundación Federico Engels, los barbudos empiezo a sospechar que son un recuerdo falso y del contenido del libro, honestamente, no recuerdo nada. Pero sí guardo un vago recuerdo de haber terminado de leerlo siendo más sabiondo que cuando comencé: es posible que usara algún argumento del viejo León contra algún amiguete -o no tanto- comunista, o que me sirviera para declararme trotskista mientras comía pipas una tarde en un parque de mi barrio. No sé.

La pregunta es: ¿acaso eso quiere decir que la lectura del libro de Trotsky no dejó más huella? No tan rápido: por un lado, es posible que de Trotsky pasara a leer sobre el POUM, y de ahí a Orwell, de Orwell a Espada y de Espada a Montanelli, y así hasta aquí. Pero hay una posibilidad aún más intrigante: quién sabe si algunas de las tesis Trotsky, que releídas en labios de Limonov hoy me parecerían escandalosas, no han guiado mis pensamientos más profundamente de lo que pienso. Porque, en general, ¿podemos descartar que nuestros pensamientos estén sujetos al efecto incesante de ideas a las que se les ha borrado el etiquetado, de las que simplemente no recordamos la procedencia, y que precisamente gracias a eso resisten sin ser mandadas al cajón de las ideas descartadas? Yo creo que no; quién sabe hasta dónde llega la influencia de esa memoria que disimula ser memoria, de esa memoria traicionera.

Por eso he sentido la urgencia de escribir estas líneas: no me gustaría olvidar por qué pienso todas estas cosas.

domingo, 29 de marzo de 2015

Domingo de contrastes

Vuelve a apetecerme dejar aquí una lista de lecturas dominicales. Para que no se crean que estoy copiando el formato a Pablo Rodríguez (cuyas lecturas de domingo, por cierto, me parecen imprescindibles), voy a entremezclar piezas sublimes con otras discutibles, pasando por varias que ocuparían puestos intermedios. Por el camino me temo que se me escapará algún que otro comentario para orientar a los despistados sobre cuál es cuál.

- Empezamos fuerte y desde muy abajo con Jordi Soler, por quien me entero de que "somos el cuerpo social más dócil y cobarde que se haya dado jamás en la historia de la humanidad". En otras palabras, que si nos pillara un antepasado de las cavernas nos pegaría una hostia que nos vestiría de torero. Confiamos en que el paleotraining invierta esta preocupante tendencia.

- En el otro extremo de la clasificación tenemos siempre al gran Tsevanrabtan, esta vez a propósito de las recientes excarcelaciones de etarras y del ruido mediático desinformado que las ha rodeado. Señalamos para lectores atentos lo que cuenta Tse sobre el juez Luciano Varela. Que, por acojonante que sea, por lo menos deja la sensación de que quizás haya jueces imparciales en España.

- Tampoco está mal el bienintencionado artículo de Varoufakis hoy en El País, donde nos dice que él se opuso a que se rescataran a los bancos griegos, porque hacerlo iba a tener un coste en los ciudadanos. Y es ahí donde suelo encallar porque...¿acaso rescatando a los bancos no se estaba rescatando a unos cuantos pobres ciudadanos que les habían fiado sus dineros? Y ahí nos quedaremos encallados hasta que el elocuente ministro griego nos dé más pistas.

- Desde aquí siempre recomendamos leer a Muñoz Molina, aunque esta vez  él también nos haga una recomendación de Iñaki Uriarte (y van...pero oigan: tiene que ser bueno si tanto le gusta a mi amigo Josepepe). Pero Don Antonio sabe hacerse perdonar tocándonos la fibra y señalando que  "escribiendo para uno mismo o para nadie se escribe para la gran fraternidad de los desconocidos". Así de sensibles somos en esta casa.

- El conspicuo tuitero Last Churrero me manda con su sorna habitual esto del Profesor Ruiz de Elvira, que se ha echado ya las cuentas y tiene soluciones para los problemas energéticos españoles y mundiales, por no hablar del paro y de la economía global. Vamos a necesitar 700.000 voltios pero, joder, hay que intentarlo.

- Ayer Savater escribió un artículo en defensa de las opiniones Domenico Dolce y Stephano (?) Gabanna, que no celebraremos en este cuaderno en tanto milaneses, ni por su creativa ortografía italiana, sino por la sutil distinción que establece entre adopciones por parejas homosexuales y el "derecho ético a ‘tramitar’ un recién nacido que carecerá desde la cuna de padre o madre". Por lo demás no diremos más hasta que no decidamos si estamos de acuerdo con él o no. Aunque a esta hora de la tarde va ganando el no.

- Para terminar, les dejo con este diálogo que, si son personas de bien como el que escribe estas líneas, hará que se les ponga cara de emoticón con corazoncitos en los ojos.


Y ahora me voy, que me han dicho que es Domingo de Ramos:


miércoles, 25 de marzo de 2015

La parca

Se cae un avión y Arcadi hace una descripción inmejorable de cómo funciona el resorte del kilómetro sentimental. En mi caso el kilómetro es tan sentimental como geográfico, porque he sobrevolado decenas de veces los Alpes en los últimos años. Al principio pedía la ventanilla en el lado que me permitía verlos, imponentes, a la derecha o a la izquierda dependiendo de si voy o vengo. Pero, como dije, no hay prodigio que no pierda capacidad de asombro al volverse rutinario, y últimamente sólo les lanzo una mirada distraída de vez en cuando. Lo que sí podría jurar ahora (trampas de la memoria) es que el imponente macizo encrespado siempre me provoca un pequeño estremecimiento. La próxima vez el estremecimiento será mayor. También sé que éste se irá diluyendo.

Curiosamente hace horas leía a Jesús Mosterín hablando de la Parca. Después supe que no tenía nada que ver, pero en mi ignorancia ("ho seguito una via serpeggiante, annusando qua e là, e costruendomi una cultura disordinata, lacunosa e saputella") leí el artículo y me pareció acertado describir a la huesuda como parca ... en palabras. Silenciosa, como lo es en sus representaciones cinematográficas. Llegando sigilosamente. O mejor, sin avisar, y entonces ya es tarde: basta un estruendo en clase turista, o unas células zombies que no se enteraron de que no fumabas. Después, la nada.

He escrito demasiado cuando probablemente hoy tocaba ser parco en palabras. Quizás sólo queda desearnos a todos la entereza (racional) con la que Mosterín (o Sachs) afrontará a la Parca.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Un puñado de buenos artículos

Es 11 de marzo y quizás por eso me acuerde de mi cuaderno, donde dije lo que quería decir sobre el 11M hace un año. Pero no entro aquí para hablar del 11M (en esto también se nota el inexorable paso del tiempo) ni para hablar de nada en concreto, sino para dejar un puñado de buenos artículos que he leído últimamente y que quizás puedan interesar a los que se dejan caer por aquí de vez en cuando.

- Francesc de Carreras explica que el nacionalismo español quizás exista, pero que es dudosamente influyente y (esto es más convincente) no hace falta compartirlo para oponerse a los demás nacionalismos patrios. Creo que zanja la cuestión para los próximos siglos.

- Thomas Friedman, un columnista serio y con bigote, escribe dos buenas piezas sobre las relaciones entre Estados Unidos e Israel: sobre la influencia de Sheldon Adelson (el hombre que casi multiplica los casinos de Torrelodones) y sobre la reciente (y acojonante) jugada de Netanyahu y los republicanos. Aunque quien mejor lo expresa es Jon Stewart.


- Siguiendo en el Times, hoy David Brooks explica por qué quizás tengamos que ser un poquito más moralizantes y por qué el viene siéndolo más últimamente, algo que nos incomoda a sus lectores. Pero es precisamente por su modo de moverse en ese terreno tan resbaladizo por lo que le leemos. 

- Barriendo para casa, no sé si preocuparme por el hecho de que Marías haya enlazado dos columnas de naturaleza política bastante decentes, pero así es: en una arremete contra los denostadores de la Transición (resumiendo algunas ideas que atraviesan su estupenda "Así empieza lo malo") y en otra recuerda algo tan básico como que tener cuentas bancarias en el extranjero no es nada censurable de por sí. Siempre es de agradecer cuando alguien se para a explicar lo básico. Porque, en efecto, los listos a veces no llegamos a algunas cosas, como muestra a veces el propio Marías.

- Siguiendo en España, el buen lector Savater deja unas interesantes reflexiones sobre el Islam, que se está ganando a pulso la sospecha de ser una de las religiones que peor disimulan su incompatibilidad con la democracia.

- Y para terminar, creo que Enric González ha escrito una columna que quizás encierra la verdad última sobre el fútbol: en el fondo, ni el estomagante Lucho ni el gran Carletto saben por qué pasa lo que pasa. No digamos ya nosotros.

domingo, 25 de enero de 2015

La distancia de Napolitano

Si pudiera dedicar mi tiempo a estudiar esas maravillosamente complejas criaturas que son los partidos políticos - mejor, si pudiera dedicar más tiempo, porque qué otra cosa si no hacemos todo el día los frikis la actualidad política más que dedicarnos a analizar las evoluciones de los partidos políticos-  probablemente intentaría especializarme en el Partido Comunista Italiano. No les sorprenderá: ya apuntaba maneras yo cuando hace casi ocho años escribí un texto sobre el comunista Guido Rossa, de cuyo vil asesinato a manos de los camaradas de las Brigadas Rojas hizo ayer 36 años, como recordaba en un tuit Roberto Saviano.

No hace falta conocer los detalles de este triste episodio histórico para adivinar que el interés fundamental que encuentro en el PCI y su historia son sus abundantes paradojas y contradicciones, que son un buen muestrario de las paradojas y contradicciones históricas de la izquierda (quizás uno de los temas donde mejor desarrollo mis tendencias masoquistas). Pero no es por la triste historia del valeroso Rossa por lo que he estado pensando estos días en el PCI, sino al leer algunos de los textos aparecidos recientemente repasando la trayectoria de Giorgio Napolitano (recomiendo este de Il Post y este de Antonio Elorza), cuyo sucesor se elegirá en los próximos días. Una trayectoria la del napolitano (!) tan compleja y contradictoria como la del partido del que siempre formó parte (también tras sus sucesivas mutaciones).




Tiempo para desarrollar distintas contradicciones, desde luego, no le ha faltado: en sus aproximadamente setenta años en la política activa, Giorgio Napolitano ha tenido tiempo de militar en un grupúsculo intelectual universitario fascista y de participar en la resistencia antifascista, de defender la invasión soviética de Hungría y condenar la de Checoslovaquia, de pelearse con el eurocomunista Berlinguer para luego ser encuadrado en el sector derechista del partido, para terminar siendo un jefe de Estado capaz de capear el temporal que se cernía sobre Italia y sobre Europa, aprovechando la ocasión (dicen los más convencidos de sus capacidades, sean admiradores o detractores) para dar la puntilla política a Berlusconi.

Quién sabe cómo juzgará Napolitano su propia trayectoria. Pero no me extrañaría que considerase que todos sus errores y aciertos no han sido más que pasos en un aprendizaje que le ha permitido ser el gran presidente que ha sido. De lo que tengo menos dudas es de que su trayectoria le permitirá mirar a la actualidad política con la distancia del que sabe que al final los aspavientos y los golpes en el pecho, por sinceros que se pretendan, al final sirven para poco, y que con suerte la enésima toma de postura ante el último acontecimiento histórico nos permitirá aprender algo. Quizás, ante este año histórico (el enésimo), no sea mala idea intentar tomarnos la política con la distancia de Napolitano. 

domingo, 4 de enero de 2015

Empieza el año dando la razón a la persona que más quieres


Leía estos días este artículo de Politikon, cuyo éxito en 2014 quizás sea la mejor noticia política de los últimos tiempos, y me encontré con este fantástico gráfico, que produjo en mí un efecto inesperado:








Las leyendas son bastante explicativas, pero merece la pena explicarlo un poco: esencialmente este gráfico nos dice cómo los partidos políticos mostrados se reparten el electorado dependiendo de su ubicación en el "eje ideológico" izquierda (1) -derecha (10). En concreto, el gráfico es el resultado de apilar las distribuciones que nos dicen qué porcentaje de votos obtiene cada partido en cada punto de ese eje. Así, las distribuciones se superponen partiendo de la distribución violeta de Podemos, que como vemos tiene un notable pico en el 3, y acabando con la distribución de los que no simpatizan con ningún partido, en gris.

El gráfico resultante es una especie de montaña gris en cuyo interior casi es posible ver grutas, lagos internos, vetas de raros minerales y donde incluso habrá quien vea monstruos durmientes. Pero también es posible apreciar que la montaña tiene una corteza más gruesa en algunas zonas. En concreto, entre el 4 y el 5 vemos un grueso estrato de color gris. Eso quiere decir que una gran parte de los electores que no sienten simpatía por ninguno de esos partidos (ni por ningún otro), nada menos que un 22% de potenciales electores, se sienten mayoritariamente próximos a posiciones de centro-izquierda (porque el centro, en esta escala, está entre el 5 y el 6).

Y me dio por pensar qué perfil podrían tener esos electores. Quizás sean electores que creen que España es un país con un balance de virtudes y defectos bastante similar al de cualquier otro país avanzado, algo que nos ha permitido alcanzar niveles de vida y libertades políticas sin precedentes, y para los que las llamadas a “romper la baraja” de Podemos suenan insensatas. Personas que creen que nuestro modelo territorial puede ser reformado para ser más eficaz, transparente y solidario, pero que difícilmente lo será si la reforma sigue el camino que marcan los nacionalistas. Personas que son conscientes de que el mantenimento del estado del bienestar empieza por no gastar más de lo que se ingresa, pero que seguramente consideran que hay modos más eficaces y justos de cuadrar las cuentas que los que ha puesto en práctica este Gobierno. Personas que consideran que, con todos sus defectos (de los que todos somos responsables, que para eso llevamos trabajando en ello décadas), el proyecto de una verdadera Unión Europea es irrenunciable. Personas que no creen que sea posible la equidistancia entre deudores y acreedores, no desde un punto de vista moral (terreno pantanoso), sino meramente práctico: el juego que sustenta el sistema difícilmente funcionaría si los que prestan dinero no pudieran contar con que les será devuelto. Personas que aún así saben que este juego puede ser diabólicamente complejo e impredecible, que sus reglas están condenadas a ser siempre mejoradas y mejorables, y que por eso es justo crear una red de seguridad resistente para los perdedores.

En definitiva, pensé que quizás esos potenciales electores compartan algunas de las ideas con las que he dado la matraca por twitter de modo constante durante bastante tiempo, y algo más ocasionalmente en el blog (también lo hago en privado, con una cerveza por delante, cuando me dejan). Ideas en las que también insisten otros muchos afortunadamente con más eco que yo (algunos de ellos amigos - véase a quién sigue el tal @samuel_MI), pero que jamás sospeché que pudieran tener alguna utilidad desde un punto de vista electoral. Ese gráfico, amigos (voz temblorosa), nos está dando la razón.

Así, un buen deseo para este 2015 sería que los partidos entendieran la oportunidad que ofrece ese espacio político. Una unión de UPD y Ciudadanos quizás podría aprovecharla, porque está claro que los magenta por sí solos han sido incapaces de hacerlo. Otro candidato a ocupar ese espacio sería el PSOE, pero el mensaje que se destila de la polifonía inconsistente que producen sus líderes últimamente parece más interesado en disputar el terreno a Podemos. Es posible que como estrategia tenga sentido, pero opino que es un terreno en el que lo tienen difícil contra Pablo Iglesias y los suyos. Y además no hay que perder de vista una verdad fundamental, ilustrada por la foto de abajo (sacada hace poco en Lavapiés): nada de lo que hagan servirá para convencer a los elegidos de la Verdadera Izquierda.